El artículo “El Diccionario nunca insulta”, de la portada El País, demuestra cómo algunos Lexicógrafos y académicos se empeñan en mantener el uso de antiguas palabras usadas por Cervantes y a examinando los nuevos términos como birra o como blaugrana en los talleres del idioma.
Este trabajo minuciosito de la elección de las palabras fue posible por la participación de 22 academias de la lengua española. Las cuales contribuyo a la creación del nuevo Diccionario de la lengua española. El nuevo Diccionario fue presentado en la” Feria del Libro de Guadalajara”. El motivo de este homenaje se debe a continuar promoviendo a mantener vivo un español diariamente entre sus 500 millones de hispanohablantes.
Según “Ortega y Gasset” menciona “que el autor de una palabra es aquel que la escribe y no el que la dice”. También, una palabra insultante plasmada en el diccionario, no insulta” dijo Pedro Álvarez de Miranda, miembro de la Real Academia Española (RAE) director de la vigésimo tercera edición de la obra. “Las palabras en el Diccionario no están dichas, sino adheridas en una vitrina, como la de un entomólogo”. Álvarez de Miranda agrego, “se puede declarar un significado en desuso pero no borrarlo”. Porque existen palabras que son delicadas y pueden intervenir en el uso de colectivos, etnias, minusvalías o enfermedades las cuales causan cambios. Muchas de las palabras tienen específico trabajo para modificar construcciones erróneas en algunas palabras. Por lo tanto, no se pueden eliminar por completo.
El académico Juan Luis Cebrián, presidente de El País, tuvo la oportunidad de narrar las discusiones y decisiones que tuvieron entre los académicos al momento de eliminar o incorporar un término. Mario Vargas Llosa tuvo una participación activa en las discusiones de “La palabra globalización”, en la cual duro tres meses. La participación de Carlos Fuente fue bien importante al momento de establecer la palabra gobernanza y no gobernabilidad.
Cebrián menciona su desacuerdo con la definición que Roa Bastos tenía hacia el diccionario “un osario de palabras vacías”. En lo contrario, Cebrián sostiene que el trabajo de las academias del español en todo el mundo que se ha enfocado en mejorar y crecer. La cual lleva a los españoles a ser minoría entre los mexicanos o los hispanohablantes de Estados Unidos. Se espera que para el 2050 o 2060 superaran a los mexicanos. Por lo tanto, este libro tiene 300 años de creación y el cual ha tenido muchos cambios y seguirá cambiando. Muchos autores han participado en la creación de este libro y entre estos están los propios hablantes.
Durante el debate de la presentación del nuevo Diccionario, se llevó a cabo una discusión de anécdotas y ejemplos los cuales contribuyeron a abrir las puestas al nuevo universo digital.
Entre las anécdotas, se dio a conocer ciertas terminologías como Antofagasta que significa “pesado” contribuyo a descontento entre los vecinos de la ciudad chilena. Y en la rama de la enfermería se vieron afectados por la adquisición de las acepciones en el diccionario.
El tema principal del debate de las academias en la mesa se basó en el análisis meticuloso y el trato entre los 500 millones de hispanohablantes. Como dejo dicho José Manuel Blecua, el director de la RAE,” el Diccionario se mueve entre la innovación y la renovación”.
Berna González Harbour , “El Diccionario nunca insulta”, de la portada El País. Guadalajara (México) 3 de diciembre, 2014-22:23 CET
Yo encuentro bien interesante este artículo porque yo no sabía se requiere de tiempo y muchos expertos en la creación de un Diccionario. Yo encuentro a los Lexicógrafos, académicos y a los miembros de las academias de la lengua española que juegan un papel muy importante en el desarrollo de la lengua española. Gracias al interés y dedicación de esta gente nosotros los hispanohablantes tememos la oportunidad de seguir enriqueciendo nuestro vocabulario.
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