Entrada nº5: La tercera semana en Tal Como Eres

Esta semana en Tal Como Eres fue más difícil que las anteriores. La organización empezó su campamento de verano, y por eso estábamos trabajando con muchos más niños. Supongo que entre ocho y diez niños asistieron, mientras que en las semanas pasadas sólo había cuatro o cinco niños a lo más. También el horario de nuestro aprendizaje-servicio cambió así que esta semana Sam e yo llegábamos a Tal Como Eres al mediodía, cuando los niños estaban preparándose para jugar en la piscina.

Teníamos que ayudar a los niños a cambiarse, y fue muy caótico. Cada niño había traído una mochila con su bañador, zapatillas, y una muda, pero todos estaban corriendo por el cuarto y no estaban prestando atención a nosotras. Sam e yo no habíamos conocido a la mayoría de estos niños, y no supimos sus nombres. Sin embargo, inmediatamente después de conocerles, ¡tuvimos que quitar toda su ropa! A los niños no le importaba, pero me sorprendió un poco. Era un poco incómodo, pero me dio la oportunidad de hablar con los niños más y decirles mandatos como dame tu pie>> o abróchate.>>  Cuando cada niño estaba listo para ir afuera a la piscina, me sentí orgullosa de que les había ayudado.

Muchos niños tenían miedo de entrar a la piscina, pero con ayuda, la mayoría lo hizo, y creo que le gustaba. Rocío, la directora, les salpicó a los niños con el agua para mostrarles que es muy refrescante cuando hace mucho calor. Entonces, cuando estaban al dentro de la piscina, ellos no pudieron dejar de salpicar a todos. Era muy cómico, y a ellos les encantaba ver las caras de Sam e yo cuando nos salpicaron. Me alegraba que los niños pudieran disfrutar tanto de la piscina. 

Un chico que tiene síndrome de Down dudó en entrar la piscina, pero él se divirtió mucho jugando con un globo. Pasó todo el tiempo de piscina tirándolo a yo, a Sam, y a las otras voluntarias. Yo pensaba que era muy mono. ¡No sé por qué le fascinaba tanto! Era importante que él no se alejara del grupo, y teníamos que vigilar y mandar a él.

Cuando los niños volvían de la piscina y se cambiaban, las voluntarias querían que ellos hicieran algo tranquilamente. El miércoles, esto no ocurrió. Un chico se puso hecho una furia, gritando y golpeando a Rocío. No sé qué lo causó, pero después muchos niños no pudieron enfocar en la actividad esperada. Yo traté de distraer un niño con otro juguete, pero una voluntaria me pido guardarlo, porque ella dijo que es importante que todos los niños hagan lo mismo. En situaciones como esta, es muy difícil mandar la atención de los niños, especialmente en español. Creo que esto tipo de comunicación va a ayudarme a hablar con más confianza.