Era muy triste salir de España el lunes. ¡Les echo de menos a todas las personas de nuestro grupo! Ya he pasado cuatro días en mi casa de Kentucky, y he notado que también les echo de menos a muchos aspectos culturales de España.
Me gustaba mucho la manera en que la gente española interactúa una con otra. En nuestra clase, por ejemplo, hablamos de una lectura que se llama “La casa y la calle,” la cual trata de la costumbre de pasar tiempo en la calle. La gente hace eso para ser mirada y para mirar a otras personas. De verdad, en Sevilla, la calle siempre estaba llena de gente. Eso no es típico en los EE.UU., por lo menos no en Lexington ni Cincinnati. Todos los días desde volví a los EE.UU., he corrido por la mañana. Siempre veo gente de mi barrio caminando con sus perros o corriendo como yo, pero usualmente no conozco a la otra persona. Decimos “hola” y eso es todo. En las calles de Sevilla, era más común ver vecinos hablando o tomando café en la calle. Eso me encantaba, y es algo que en mi opinión, les falta algunos suburbios de los EE.UU.
La tendencia a pasar tiempo en la calle me parece a ser relacionada con otro aspecto de la cultura española: la cronémica. Como dice una de nuestras lecturas, en España, la vida no es tan regida por la filosofía “el tiempo es oro” como en los EE.UU. La gente no parece tener prisa o ser preocupada, sino tomar su tiempo con sus tareas y sus interacciones sociales. Por ejemplo, disfrute de la sobremesa y la siesta. Para mi, eso da a la vida diaria un sentido familial y más relajado. En los EE.UU., a veces siento como si la vida es gobernada por el horario de negocios y escuela y no hay tiempo suficiente para hablar con amigos o familia. Espero adoptar un estilo de vida más español a este respecto.
Otro aspecto cultural que me gustaba era relacionado a la proxémica. Pensaba que era muy guay que la gente conserve la costumbre de besarse cuando se encuentra. Eso es algo que observé mucho, aún durante aprendizaje-servicio. Si un niño hiciera algo maleducado, como golpear a otro, por ejemplo, las voluntarios le dirían, “¡besos!” y el niño besaría a su compañero. Aunque no echo de menos esta costumbre necesariamente, pensaba que era mona, y era interesante ver que los niños la aprendieron a una edad joven.
Disfruté mucho de mi experiencia en España. Las ciudades y las playas eran bonitas, la gente era tan amable, y aprendí mucho por tratar de vivir como una española verdadera. ¡Espero volver algún día!
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