Instituto Superior de Estudios Psicológicos
Un niño superdotado también necesita atenciones
Cuando se habla de niños superdotados, se debe huir de los falsos mitos. No se debe pensar que son niños que sacan siempre las mejores notas, que no necesitan ayuda en nada porque son tan listos que se las apañan solos, que la superdotación intelectual es algo que debe envidiarse, etc.
Los niños superdotados se caracterizan principalmente por tres factores: en primer lugar, por poseer una capacidad intelectual superior a la media (se habla de superdotados cuando éstos presentan un cociente intelectual superior a 130). En segundo lugar, por presentar una alta motivación para aprender en aquellos temas que les gustan, lo que no quiere decir que en todas las áreas demuestren el mismo interés o que su motivación se centre en áreas que coincidan con el aprendizaje escolar. En tercer lugar, por demostrar unos altos niveles de creatividad, ya que los niños superdotados son muy creativos y pueden inventar códigos o juegos que sus compañeros son incapaces de entender.
Otras características que pueden darse en los niños superdotados son:
Aprenden muy rápido y tienen una excelente memoria para lo que les interesa.
Suelen empezar a leer muy pronto y con poca o ninguna ayuda.
Son muy curiosos y hacen preguntas constantemente. Quieren saber el porqué de las cosas.
Normalmente, son bastante independientes.
Pueden parecer desobedientes, inconformistas.
Pueden tener miedo al rechazo social y mostrar ansiedad, inseguridad y sufrimiento al sentir que sus intereses son muy distintos de los de sus compañeros.
Poseen gran riqueza de vocabulario y madurez en sus expresiones orales.
Tienen capacidad de liderazgo y gran energía.
Pueden sobresalir en una o más asignaturas y, generalmente, rinden muy bien en la escuela si están debidamente motivados.
¿Qué medidas hace falta tomar para educar correctamente un niño superdotado?
A nivel emocional y conductual, estos niños pueden tener problemas de comportamiento, porque se aburren y buscan otros entretenimientos. Suelen cuestionar la autoridad, los valores tradicionales o pueden resistirse a realizar actividades que ellos no consideran importantes. Si estos niños no están debidamente estimulados, pueden actuar de forma agresiva, tanto verbal como físicamente, o bien de forma pasiva, aislándose y evitando el contacto con la gente y sin defenderse cuando alguien se mete con ellos.
Respecto a los padres, lo primero que deben tener claro es qué es la superdotación y qué necesidades educativas especiales tienen los niños con estas características. Una vez tengan esto muy claro, pueden seguir una serie de consejos para facilitarles la integración:
Motivarles para que aprendan, pero sin presionarles. No caer en el error de querer estimular en exceso sus capacidades.
Facilitarles material conforme lo vayan pidiendo, siempre respetando sus gustos.
No interrumpirles cuando están en uno de sus momentos de gran concentración con alguno de los temas de su interés.
Procurar que el ambiente en casa sea positivo y sin tensiones; esto facilitará su relación con los demás y su autoestima.
Proporcionarles atención, mimos y afecto.
Implicarse en su aprendizaje, ayudándoles y guiándoles de forma práctica en sus actividades.
Contestar sus preguntas de manera natural sincera. Si algo no se sabe, es mejor darles las vías para que puedan encontrar esa información por sí mismos.
Desde la escuela, es importante que el profesor evalúe qué es lo que ya sabe el niño y qué es lo que realmente le interesa, para evitar que caiga en el aburrimiento, que a la larga puede provocar su desmotivación y, en consecuencia, fracaso escolar. No se debe olvidar que los niños superdotados son niños con necesidades educativas especiales y, como tales, puede ser necesario llevar a cabo una adaptación curricular.
Se pueden llevar a cabo varias estrategias de intervención psicopedagógica con este tipo de niño. Por un lado, existe la posibilidad de aceleración, es decir, avanzar más cursos de los que le corresponderían por edad. Ésta es la estrategia menos recomendable, porque el alumno se puede ver inferior al resto en otros niveles que no sean el intelectual. También puede ocurrir que el propio alumno no quiera ser acelerado.
Por otro lado, el niño superdotado puede asistir a escuelas o aulas especiales. No se considera recomendable en las primeras etapas educativas, ya que le alejaríamos de oportunidades de sentir las mismas experiencias que los demás. También puede llevarse a cabo un enriquecimiento extracurricular, consistente en asistir a asociaciones específicas en superdotación, para obtener una formación extracurricular que satisfaga sus necesidades.
Otra opción sería proporcionar al niño un enriquecimiento intracurricular, con adaptaciones curriculares que deberían ser programadas por especialistas en este tema y que se basaran, en líneas generales, en:
Orientar al niño para que logre una buena capacidad social y una estabilidad emocional.
Estimular la reflexión crítica del niño.
Permitirle trabajar individualmente en sus intereses particulares.
Recordar siempre que el niño superdotado no es superior en todas las materias.
Incluir en las áreas de estudio unidades curriculares más complejas, materiales más avanzados o proponerles investigaciones.
Utilizar métodos de aprendizaje por descubrimiento, métodos creativos y solución de problemas.
Enseñarles a aceptar las capacidades, intereses y necesidades propias.
Estimularles para conseguir metas y aspiraciones de alto nivel.
Los objetivos de una cuidadosa educación
Los objetivos que se pretenden conseguir a través de estos programas son muchos. Los más importantes consisten en garantizar una mayor integración social del niño, aplicar una atención a su desarrollo emocional y potenciar su capacidad creativa, incluyendo siempre los contenidos básicos de la enseñanza. Por otro lado, será necesario modificar el ritmo en el aprendizaje, reforzando siempre aquéllas áreas en las que no presenta superdotación.
Finalmente, es importante tener en cuenta esta serie de consejos, pero no hay que olvidar que lo más importante es tener muy claro que lo que se exige a cada niño debe ir en proporción a sus capacidades y su madurez individual. Por lo tanto, será necesario adaptarse siempre a las diferencias individuales, atendiendo sus necesidades específicas.
Laura Cuadrado
Psicóloga de ISEP Clínic Barcelona
http://www.isep.es/content/view/1235/449/lang,es/
ESTÁN DE ACUERDO CON LAS PREMISAS DE LA NOTA EXPUESTA.?
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BESOS SUSANA MARCOS
COACH.ONTOLÓGIVO.
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